domingo, 28 de junio de 2009

Tatuado a fuego (Antología , Edit Creadores Argentinos)

Era una anoche de verano, cálida, límpida . Las estrellas otorgaban tranquilidad a quien estuviese dispuesto a observar las constelaciones y jugar a ser un tatuador de pensamientos.
Así estaba Lola asomada a su ventana luego de un refrescante baño de inmersión , tras enfundarse en aquel vestido rojo y aquellas las sandalias altas , color caramelo que tanto le gustaban y con las cuales jugaba a la féme fatal.
Sergio conversaba animadamente por teléfono con su amigo del alma , concretando la salida.
Cada una con su historia mundana, privada y particular . Cada cual con sus limitaciones, sus secretos y entramado. El punto de unión ocasional era la amistad, una amistad con derecho a roce se podría decir.
Él se preparó para salir con indumentaria de buen estirpe pero casual( como se diría elegante sport) , esfumó su perfume por todo su contorno . Sólo con la imagen que lo deslumbraba a diario en su mente que se impregnaba en todas sus acciones y se inmiscuía en su vida sin pedir permiso alguno. Feliz por hallarla pronto.
Armó sinceramente su despedida familiar, interponiendo una excusa tan sencilla que era difícil no tomar por válida, sobre todo de alguien incapaz de cometer imprudencias.
-Vuelvo tarde , no me esperes levantada querida, ya sabés como son estas reuniones- dijo sin sonrojarse
- Sí, más de una vez te acompañé, andá tranquilo
- Cualquier cosa me llamás al celular.

Eso era justamente lo que lo mataba. Ya no se preocupaba en mentir demasiado. Por un lado había una esposa fiel por deseo o por costumbre que lo limitaba a tomar la decisión y esta mujer mágica, que llegó de repente a su vida, y de la cual no le fue posible apartarse definitivamente.
Más de una vez fue ella misma quien de modo inoportuno lo echó de su lado resguardando y sobre todo resguardándose de ella misma. El simplemente no comprendía y como hechizado una y mil veces se veía involucrado en pensamientos destinados a este ser sin igual, como un tatuaje que una vez inscripto es difícil de borrar, y más aún éste que ya estaba incrustado en el corazón y en el alma.
Sí lo tenía todo, y era todo tan perfecto... Pero la decisión no llegaba.
El pasó a buscarla por su departamento en su vehiculo, ella ansiosa esperaba el anuncio telefónico que le avisara que estaba en la puerta .
Como dos aves solitarias en medio de una tormenta salieron hacia el restaurante ya conocido por ambos de otras ocasiones. Lo mozos del lugar parecían ser cómplices de esta situación, ya revivida por años.
Una cita romántica donde la charla se saboreaba a la par que el vino. Un ambiente cómodo , para una pareja que no se cuestionaba nada, inundado por una música de Norah Jones que invitaba a la dulzura y a la sensualidad. Las luces tenues y el contexto predisponía a sellarse en una sola alma.
Ella pidió un Monchenot para acompañar carnes blancas junto a un salteado de verduras. No era el ideal para el menú pero sí el preferido de ambos. Sin quitarle la vista de sus ojos ,él le sirvió y así comenzó la velada.
El tiempo pasaba, los relojes se esfumaban como los plasmados en las pinturas de Dalí. La energía fluía, mientras ambos conversaban animosamente.
Ella irradiaba una luz propia incandescente, que a él lo cegaba. Era como extrapolada de otro mundo. Reflejaba ideas tan claras. Y una visión tan simple y concreta de la vida. Que ni un célibe podría no caer en su encanto vital.
El por momentos, con miedo de ser identificado, conciente de los peligros de una relación tramposa, que se había dispuesto a llamar amistad, pero que ambos sabían que había algo fuerte a lo que había que poner coto.
-Esto no puede evolucionar, debemos terminar
- Pero mi amor- respondía él- ¿acaso no han pasado años de esta intensa amistad?
-A qué llamas amistad, si vos y yo sabemos que ésto es otra cosa
-Es verdad, te pienso día y noche, me tenés bien loco y lo sabés. Pero no puedo…
- Yo no te exijo nada, pero qué clase de vida es ésta.
- Lo sé, pero …
- Bueno no empecemos de vuelta , ya que sabemos que nada haremos. Yo lo que sé es que te amo y vos también. Mejor disfrutemos…

Estas palabras se repetían en cada encuentro pero nada sucedía al respecto.
El conocimiento entre ambos era inquebrantable por el mundo que los rodeaba, ella quizás buscando nuevas emociones y olvidos de otras vidas y dolores pasados. No le interesaba el riesgo, ya era parte de su vida. Estaba descubriendo sus límites.
Ninguno de los dos sabía muy bien cómo había caído en esta trampa, pero aunque por motivos diferentes aquel encuentro inicial les había servido a reorganizar sus vidas y ése era el máximo problema de no poder desarmar semejante rollo.
¿Qué hace que dos personas tan diferentes se atraigan arriesgándolo todo.?
Ella era totalmente libre de papeles pero igualmente ligada a una relación que iba más allá de todo entendimiento. Donde la lealtad y la honestidad entre ellos reinaba.
Su sexo siempre era a medias, no por capacidad sino por tiempos disponibles Ella lo exigía a su modo, él en su estructura era incapaz de comprender como esa niñita dulce era una gran fiera en el lecho. Ella ya no quería jugar a ser una nena buena que todo lo permite y se adapta al hombre sino que del mismo modo que osó tomar las riendas de su vida tomaba su sexualidad con total naturalidad. El no la comprendía y eso era justamente lo que mas lo atraía de ella, un ángel y un demonio a la vez.
Transcurría la noche entre brindis y charlas, despedidas postergadas, y fantasías indiscretas que se esfumaban en el camino de vuelta, ya que ella en sus íntimos deseos ocultos jugaba a la histeria a sabiendas que eso impactaba más y resguardaba la relación, pidiendo definiciones más sutilmente. Jugadas a favor de la amistad. Era un tatuaje que iba tomando forma de a poco a medida que el artista lo iba definiendo , con sus limites, sus contornos, sus tonalidades.
El también lo sabía y había entrado en ese juego artesanal.
La dejó sin ningún planteo en su casa, algo que cada día le costaba más indudablemente.
- Hasta pronto- le decía ella mientras se despedían con un beso que invitaba a no desprenderse jamás
Sin promesas, ni fechas.
¿Despedida final? Pensaba él mientras colocaba la llave de ingreso a su domicilio.
-¡No puede ser , tiene razón !
Él al otro día la siguió buscando...

1 comentario:

  1. Anónimo6/7/09 20:08

    Felicitaciones!!
    Por la sorpresa.
    Patricia Quintero
    Teodosio Luis Paz

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